El modelo de clínica veterinaria está cambiando. Y lo está haciendo, en parte, como consecuencia de la aplicación del convenio laboral y de la conciencia, cada vez mayor, que los empleados veterinarios tienen de sus derechos.
Uno de los problemas a los que se deberán enfrentar las clínicas de pequeño tamaño es el de apertura del centro los sábados por la mañana.
El convenio recoge el derecho del trabajador a disfrutar semanalmente de 36h de descanso, que no pueden solaparse con las 12 de descanso diario. Por lo tanto, 48h de descanso semanal efectivo que, aunque pueda gestionarse parcialmente en paquetes de dos semanas exige a la clínica, como mínimo, alternar semanas en las que el veterinario trabaja el sábado y otras en las que debe descansar desde el viernes al mediodía o hacerlo el lunes.
Y, como siempre, de querer mantener el servicio tal y como se venía ofreciendo hasta ahora será el propietario y autónomo el que tendrá que cubrir esas horas adicionales en caso de no contar con una plantilla que permita dicha alternancia.
Ante esta situación resulta difícil entender por qué los veterinarios seguimos insistiendo en unos horarios que otras profesiones médicas nunca han aceptado. Tanto médicos como odontólogos ofrecen sus servicios de lunes a viernes sin ningún problema. Los sábados y domingos quedan limitados al servicio de urgencias.
Quizá es el momento de plantear un cambio en este modelo que tanto daño ha hecho a la vida privada de los veterinarios. Cada vez vemos más clínicas de pequeño tamaño que solo abren de lunes a viernes sin que por ello se resientan sus ingresos, siempre y cuando puedan ofrecer el servicio de fin de semana en otros centros con los que mantengan un acuerdo de atención fuera de horario.