¿Cuándo?

El libro de Daniel H. Pink profundiza en los últimos avances científicos que explican cuál es el mejor momento para realizar las diferentes tareas diarias.

Hay distintos momentos de actividad a lo largo del día

Diferentes estudios de comportamiento han demostrado que la positividad/felicidad alcanza su pico máximo durante la mañana, se desploma durante la tarde y rebota, volviendo a alcanzar un segundo pico, al atardecer.

Este patrón fue también comprobado por investigadores de la Universidad de Cornell, al estudiar el ánimo/humor con que las personas escribían sus tweets a lo largo del día.

Es un patrón que afecta a todas las personas y se traduce, en el entorno laboral, en la aumento de la negatividad a lo largo de la tarde, afectando a la comunicación y a la toma de decisiones. Es por ello que muchas empresas recomiendan realizar las conferencias o llamadas sobre toma de decisiones a primera hora de la mañana para, de este modo, conseguir un comportamiento más positivo.

Cada persona tiene su cronotipo

Sabemos, por tanto, que todas las personas tienen una bajada de sus niveles emocionales durante la tarde. Pero no todas tienen la misma distribución de actividad en las otras dos franjas (mañana y atardecer).

Si bien la gran mayoría tiene una distribución estándar (pico por la mañana, derrumbe por la tarde y rebote al atardecer), un 25% de las personas tiene un reloj interno (cronotipo) diferente. Pink llama a estas personas “búhos”. Y es que tienen su principal pico de estado positivo de ánimo en torno a las 9,00 pm. Estas personas son más activas por la noche y tienen el rebote de actividad por la mañana. Diferentes estudios han mostrado que los “búhos” suelen ser personas más creativas pero también mas neuróticas e impulsivas.

Además de los “búhos” el autor define otro tipo de personas que se alejan del patrón dominante y que él llama “alondras”. Son personas que mantienen el patrón estándar de actividad pero adelantándolo unas horas por lo que madrugan más y se acuestan antes. En general se considera que son personas más estables y amigables.

Por último, si no perteneces a ninguno de estos dos tipos, formas parte del 60-70% que tiene un patrón normal. Para ellos la mañana es el mejor momento para realizar tareas analíticas, que requieren un pensamiento lógico y disciplinado. Al atardecer, sin embargo, serán más eficaces en el pensamiento abstracto (pensar fuera de la caja).
Si eres una alondra, este patrón es válido pero adelantándolo unas horas. Lo contrario sucede si eres un “buho”: tu capacidad analítica será mejor por la noche y la creativa, por la mañana.

El cronotipo puede variar con la edad.

Que seas de un determinado cronotipo no es un hecho inmutable. En realidad, a medida que envejecemos nos volvemos alondras mientras que los jóvenes tienen un cronotipo más parecido al de los “búhos”. Esta es la razón por la que su desempeño es peor cuando les ponen clases de matemáticas a primera hora de la mañana.

La importancia de las pausas para evitar los errores de la tarde.

En varios estudios daneses se comprobó que los estándares de calidad de los hospitales caían a medida que avanzaba el día: a las 9,00h solo se producían un 1% de errores. Sin embargo esta proporción se cuadruplicaba (4%) a las 16,00h, coincidiendo con el desplome de los niveles emocionales.
Para paliar este problema los hospitales y la escuelas de Estados Unidos y Dinamarca introdujeron las “pausas de vigilancia”. Durante estas interrupciones previas a las cirugías o a los test, los equipos revisan los procedimientos, asegurándose de que todo el mundo entiende las instrucciones y conoce su cometido. El resultado es una notable disminución en los errores cometidos.

Descansos y siestas

Los descansos, tanto tiempo denostados como una pérdida de tiempo, han demostrado ser muy eficaces a la hora de reducir la fatiga y disparar el rendimiento.
Según Desktime, una empresa de software de productividad que realizó una estadística con los datos de sus usuarios, el descanso ideal para lograr la máxima productividad es de 17 minutos por cada 52 minutos de trabajo.

Pero incluso descansos mucho menores se han mostrado eficaces para reducir la fatiga y reactivar la capacidad de trabajo: descansos de 5-10 minutos, con breves charlas tomando un café, un pequeño paseo…mejoran notablemente el estado mental y emocional.
La siesta constituye otro medio de recuperarse de la bajada emocional de la tarde. Y, para que sea eficaz y no se produzca una sensación de atontamiento posterior (inercia del sueño), debe tener una duración de 10-20 minutos. Este periodo de tiempo permite a la persona mejorar su atención y aumentar su capacidad de retener información durante tres horas adicionales. Y, curiosamente, una taza de café antes de la siesta mejora estas capacidades. ¿La razón?: la cafeína tarda aproximadamente 20 minutos en empezar a actuar, lo que es ideal para la duración de una siesta perfecta y una posterior reactivación. En inglés se da el nombre de “napuchino” (capuchino + nap) a esta solución de café más siesta.


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